viernes, 7 de noviembre de 2014

La cruda realidad

Es uno de esos días en los que sería mejor que no me hubiese levantado: la novia me ha dejado, me han dado una mala nota en un examen, discuto con mi mejor amigo y mi madre no para de decirme lo que debería hacer en vez de perder el tiempo escribiendo estas tonterías; pero es la única vía de escape que tengo.

¿Qué hago mal con la gente? A veces pienso si todo lo que hacemos por alguien sirve para algo, si lo va a apreciar o le va a dar igual, si va a surtir efecto o se va a quedar como está. A lo mejor el problema es que esperamos de la otra persona lo que nosotros estaríamos dispuestos a dar. Cuando nos importa alguien se nos pone una venda en los ojos que luego es muy complicada de quitar. Uno empieza a hacer cosas sin saber por qué, e incluso pensando que eran imposibles; tenemos puesta una ilusión en algo que no sabemos si va a salir bien o mal, pero que daríamos la vida porque saliera adelante. Todo parece perfecto hasta que nos encontramos con la realidad de cara y nos hace ver que todo puede cambiar en un momento, que lo que hoy es blanco mañana puede ser negro, lo conocido se convierte en desconocido. Te das cuenta de los pequeños detalles, de que tu madre lleva la camiseta que le regalaste, que hoy tu equipo está jugando de maravilla y que tu perro te está mordiendo el pie para que juegues con él... Por estos detalles son por los que vale la pena vivir.

Rubén Salas
1° Bachillerato



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