miércoles, 16 de marzo de 2016

Corazones de piedra

Por qué no matar a ese padre, si él ya mató a esa madre en el altar al decirle “sí quiero” y después salir corriendo sin parar, sin mirar atrás y fijar sus ojos en un cuerpo andrajoso, demacrado, con su corazón en la mano a punto de enterrarle junto a aquel sauce de hojas en blanco. Al otro lado del árbol un niño llora su mala suerte. Sus párpados no pueden retener la avalancha de lágrimas que se desprende de su cumbre emocional. Otro corazón que sin más abre su pecho herido y se ahorca en las hojas del sauce, convirtiéndose en un dibujo, chorreando rojo y negro: sangre y dolor. Las gotas de sangre caen sobre la hierba haciendo brotar una rosa negra. En cada pétalo se reflejan imágenes de una infancia destruida, arañada por el marginamiento y los problemas. Ese niño se levanta, coge una piedra y se la introduce en el pecho, justo en la cavidad donde se hallaba su corazón agonizando. Se prometió a sí mismo que nunca jamás dejaría que nadie le rompiera su corazón, ahora incapaz de sentir y de amar. Todo por un insensible con un corazón de piedra.

Nacho Sanz
Bachillerato

No hay comentarios:

Publicar un comentario