miércoles, 23 de noviembre de 2022

Romance de las palomas

Cuando entraron las palomas,
hallaron al niño muerto.
Ansias mustias y afiladas
rasgaban su blanco pecho.
El aire, entre suaves lágrimas,
ya mecía sus cabellos,
cuando entraron las palomas,
cuando sonaban recuerdos.
–¡Mira, que nuestros puñales
se han abierto como hierro!
¡Mira, que el arpa ha cantado
podredumbre de sus besos!
 
Entre las cadenas blancas
se enturbiaban los anhelos.
Del cuello amargo del niño
manaban jazmines ciegos.
–Dejadme salir, palomas,
de este silencio tan negro,
de esta plata que me asfixia,
de estos ardientes alientos.
Yo no quise cabalgar
la rosa de espuma y fuego.
 
Cuando entraron las palomas,
hallaron al niño muerto.
Bailó la brisa por siempre
y se enterraron sus huesos.
Gritaban hacia la noche
gusanos de mudo fuego,
cuando se agitó su sangre,
cuando lloró el cielo negro.
Soledad de blancor dulce
y muerte de nombre hueco.
Entraban palomas rotas
para ver al niño muerto.
 
Isidro Molina Martínez
Estudiante de Bachillerato





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