Plástico mojado. Cuando cae el agua de la fragua vulcanista veo
el plástico mojado, inmune ante tales e insufribles temperaturas y con esa
decoración tan "extravagante" propia de un recipiente comprado en un supermercado.
A la vez observo ese color raro que le dan todos aquellos trozos
de vegetal, ahogándose por el bien de este sabor que ahora está dentro de mi
boca y que en pocos minutos recorrerá mi cuerpo de arriba abajo como un tren
Madrid-Segovia hace por entero su camino.
Este vaso de agua, un simple vaso de agua que te trae recuerdos
con su vaho y su calor, que en sí lo ves innecesario, es lo que te hace falta
en una sesión de Perkeo.
Un recipiente innecesario que te adentra en un mundo mejor y
privilegiado, más rico, porque donde hay letras hay té y donde hay té es en
este vaso.
Rafael
Álamos
Bachillerato
Inexistente. Esa es
la más acertada y completa descripción sobre mi vaso de té. Una palabra que lo
dice todo. ¿Cómo describir algo que no existe? Si existiera habría muchas, pero
muchas formas de describir cómo es. Podrían resaltarse sus cualidades,
mencionar cómo el tenue vaho surge del agua caliente, cómo poco a poco,
lentamente, se va tornando amarillento el antes translúcido color.
Luego, podría narrar
la explosión de amargor en mi boca o el calor casi capaz de derretir mis
papilas gustativas. Más adelante también podría comentar lo mal que suele
sentarme a la larga; esa es la razón por la cual yo no tomo té.
Algo que con
anterioridad no he hecho es preguntarme de qué sabor sería mi té. ¿Sería té
verde? ¿Té negro? ¿O tal vez té de jazmín? Lo más probable es té verde, puesto
que es el único que a día de hoy hay en Perkeo.
Bueno, en verdad no sé
la razón para escribir tanto sobre todo esto, después de todo, mi té es
inexistente.
Fernando García Caraballo
Grado
Superior
No parece nada más
que un vaso de plástico corriente…
Como todo vaso de
plástico, tan sólo sirve para llenarlo unas cuantas veces de algo, en este caso
de té. Tampoco puedes tener un vaso de plástico eternamente, tan solo puede
servirte un par de veces.
Estos factores son
los que diferencian estos vasos de los de cristal, que tienen muchísimo más
valor.
Sale de él vapor, que
queda además reflejado en el propio vaso. Contiene agua caliente y un saco de
té verde, de ahí que el agua adopte ese color (el verde).
Es de tamaño medio en
cuanto a altura y grosor y, en definitiva, ya que presenta todas las
características que tienen vasos corrientes, puedo decir que es eso: un vaso
corriente.
Andrés
Aparicio
Bachillerato
Nunca me percaté de
sus ojos verdes como esmeraldas. Quizá porque estuve cegado por la luz que
desliga su cilíndrico contorno. (Me encantó arropar con mis manos ese vestido
traslúcido que cubría su tan húmeda piel).
Su cabello era el
humo más abrasador y aromatizante que jamás sentí. Y ¿sus labios? Perfectos.
Tan redondos y finos que sentía un hambre voraz de tan solo pensar en besarlos.
Se componía de agua
en un setenta por ciento; quizá por eso tuve ganas de beberme hasta la última
gota de su sed, de su ser, de su más pura esencia.
Qué pena que se
tornaran amarillos sus ojos. Amarillo víbora. Víbora porque al beberme de un
trago su naturaleza me envenenó el alma y tuve que suicidarme en este texto.
Sí, el té me sienta fatal.
Aarón
Toral
Bachillerato
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