Las hojas del otoño, ya podridas,
se deslizan de un lado a otro sin sentido.
Somos nosotros: nuestro destino,
cuyas nobles y verdaderas miras,
la caótica niebla ha escondido.
¿Acaso es esto nuestra vida?
¿Acaso es llenar de podredumbre y de hastío
este pesimista e infinito vacío?
¿O es que realmente toda esta cruel angustia
es el ansia no colmada de una verdad
desconocida?
Somos nosotros: somos esas hojas
que, en el triste otoño,
buscan desesperadas una alegre luz,
una primavera esperanzadora.
Ricardo Muñoz Ruiz-Dana
Bachillerato
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