miércoles, 16 de octubre de 2019

Dos amigos muy verdes


En una tarde de un otoño recién empezado, más allá de unas colinas, se oye desde una plaza a dos hombres robustos conversar. Uno es un poco más alto que el otro. El mayor, para cubrir su cabeza, lleva una boina verde, viste un jersey de un verde resplandeciente, unos pantalones caquis y unos náuticos marrones. El pequeño le imita los pantalones y los zapatos pero, sin embargo, en vez de un jersey, lleva una camisa de flores verdes y amarillas. En mitad del silencio que se percibe, se escucha una conversación:

PEQUEÑO: Bueno, ¿y qué has hecho este verano?

MAYOR: ¿En serio me lo preguntas, estúpido? Llevamos todo el verano reuniéndonos a hablar en la plaza de este pueblo: es obvio que no me he movido de aquí.

PEQUEÑO: Ya lo sé, si era por hablar de algo.

MAYOR: Para decir eso, prefiero escuchar a los pájaros, en esta época les vamos a tener muy cerca.

PEQUEÑO: Tienes razón. Por cierto, a ver si encontramos algún trabajo, porque para esta Navidad me gustaría darles a mis hijos algo más que la ropa que me queda pequeña -se ríe.

MAYOR: Sinceramente yo me preocupo más por nosotros, los niños pueden vivir perfectamente en cualquier lado. Además, en la escuela a la que les hemos enviado no pasarán frío. Sin embargo, nosotros nos vamos a congelar. Espero no tener que vender mi ropa como el año pasado para poder comer.

PEQUEÑO: No me lo recuerdes. Pero bueno, pase lo que pase, no nos vamos a aburrir, podemos darnos conversación -le sonríe.

MAYOR: Todos los años dices lo mismo. Algún día uno de los dos se irá a un lugar mejor en el que vivir, o nos terminarán echando a ambos, como a mis primos que vivían enfrente.

PEQUEÑO: En eso razón no te falta, pero espero que vivamos unos pocos años más, al menos hasta que nuestros hijos echen raíces aquí y les podamos dejar solos.

MAYOR: Eso es otro problema. Puede que nosotros nos vayamos y nuestros hijos estén aquí tranquilamente unos pocos años, pero llegará un momento en el que la contaminación les llegue y no quiero ese futuro para ellos.

PEQUEÑO: Le das mucha importancia, has estado escuchando otra vez a esos tipos de camisa y corbata hablando del cambio climático, ¿verdad?

MAYOR: Eso es lo de menos, el caso es que aquí, como yo lo veo, no hay futuro para nadie. Espero que la gente se dé cuenta algún día e intente hacer algo para cambiarlo.

PEQUEÑO: Ten fe, las personas pueden cambiar a partir de sus errores.

MAYOR: Algunas ya han empezado a cambiar. ¡Mira! El jardinero ha venido a podarnos, que ya iba tocando.

José Miguel Leralta Martínez
Estudiante de Bachillerato



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