Un mundo en el que vives pero no estás. Un mundo en el
que las letras no cuentan, por no ser números. Una realidad que algunos aceptan
y otros soportan. Algunos más viven aquí, pero no están con nosotros. Ahogan su
tristeza y soledad en un océano de libros y partituras que les acompañan, como fieles
cónyuges, por un oscuro camino que no es el suyo, pero que cada día pisan.
En algunas ocasiones puedes observarles convirtiendo
noches frías en apasionados bailes, entre ellos y sus símbolos sin sueño. Es el
momento en el que hablan en silencio y callan con palabras. Sufren rodeados de
simples seres que habitan en las sombras de un mundo de luz.
Alberto Díaz Moreno
Bachillerato
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