Una suave lluvia de acordes. Una leve
melodía que navega con delicadeza por la habitación.
Sol la si do, la vieja guitarra sigue
pronunciando su fraseo, sigue perpetrando en ti que escuchas atento lo que
tiene que decir, lo que tiene que mostrar, lo que tiene que recordarte.
Sol la si do y vuelven imágenes borrosas
a tu mente. Una cara inocente, una olvidada sonrisa en el fondo del cajón, una
tarde de invierno...
Sol la si do, una lágrima derramada y
una carcajada nostálgica. Un apenado rostro, alegrado por un desgastado
recuerdo de la infancia, que saca tu sonrisa a bailar como en un lejano juego
de niños que apenas recuerdas, lleno de praderas verdes, sonrisas maternas y
libres aires.
Sol la si do y un abrazo, un adiós, un
largo viaje.
Alberto Díaz-Moreno Sánchez
Estudiante de Bachillerato
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