Hoy es el pasado de
nuestro mañana,
y ayer fue futuro del
anterior,
el presente rápido
siempre escapa,
quién pudiera
encerrar su resplandor.
Si quisiera acogerme
en sus entrañas,
gozaría ante su paz
de traidor,
pero mientras vuelo
en sueños ya marcha,
y sigo siendo el
mismo soñador.
Ven a mí, por favor,
está lloviendo,
dame eso que calma el
frío dolor.
Ven a mí, se sigue
escapando el tiempo,
será tarde aunque
oiga el despertador.
Tengo algunas arrugas
imborrables,
y sí, soy joven, pero
mayor,
porque el tiempo va
dejando sus huellas,
tiempo que roba y da
toda ilusión.
Alberto Díaz-Moreno Sánchez
Estudiante
de Bachillerato
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