A Rick
le avisaron de que esa misma tarde llegaría su nuevo compañero. Se sentó en su
vieja silla de despacho forrada de cuero y se preparó un café como de
costumbre. De repente, la puerta de la oficina se abrió y un hombre entró.
-Buenos
días, señor Deckard, mi nombre es Brendan, soy su nuevo compañero -le dijo.
Rick dio
un trago al café y observó con detenimiento a aquel hombre. Era alto y muy
delgado, con ojos verdes esmeralda y tez blanca. Llevaba un sombrero de
detective marrón y sostenía un maletín azul con la mano derecha mientras que en
la otra portaba un pequeño dispositivo electrónico que el viejo Rick jamás
había visto. Con expresión tranquila y alegre aguardaba la respuesta del
inspector.
Rick
supo enseguida a quién tenía delante, y haciendo ademán de coger el teléfono
para llamar a su superior, le contestó al hombre con tono muy serio y enfadado:
-Me
niego rotundamente a trabajar con un androide.
David Pardillos
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