Ruido, ruido y nada más que ruido. ¡Nos bombardean! ¡Nos
bombardean! ¡Cuerpo a tierra! Cuerpos borrosos y salpicados en sangre caen en
mi trinchera, tengo que huir, estoy aterrado. Corro y corro, y al final de esta
carrera, silencio y paz. Una lágrima desciende por mi mejilla, estoy vivo, sin
duda estoy vivo. Giro la cabeza y unos rojizos fuegos artificiales dibujan
formas tras mi ventana.
Rubén Salas
1º Bachillerato
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