Por fin me llega el aroma del té negro con una nube de leche y con él, una
taza con un líquido de color crema claro. Tiene el azúcar justo que saca todo
el sabor de un buen té. Viene acompañado de aquellos buenos recuerdos de hogar, cuando miraba por la ventana el
naranja que pintaba la gran ciudad. Bonita estampa que, sin faltar ningún
detalle, ocupa una estancia de mi memoria.
Me devuelve a la realidad la entrada de una pareja en este pictórico bar,
son los mismos que la semana pasada agradecieron al dueño del local el jazz que
acostumbran a poner. Mientras ellos piden un par de cafés vuelvo a mi lectura. Y,
tras un rato de aventuras tranquilas, de experiencias ajenas, de sensaciones e
ideas que no me pertenecen, llega la hora de ir a trabajar.
Camino por sinuosas y
estrechas calles llenas de tiendas pequeñas, cada cual con más personalidad, en
las que se venden cuadernos, plumas, partituras, obras de arte, utensilios y
elementos decorativos orientales… mientras que me cruzo con personas muy
interesantes, o por lo menos eso sugiere su aspecto. Giro la esquina en la que
se encuentra la última tienda de música de esta ruta bohemia y llego al bar
Böhmen. Al entrar me saluda Marc, dueño del local:
-Llegas pronto, si quieres aprovecha para lucirte con el bajo.
Respondo con una sonrisa de complicidad, mientras saco el instrumento de su
funda:
-Gracias, pero prefiero que la gente disfrute de buena música.
En cuanto estoy preparado, algunas voces cercanas se callan y, reacio a
tocar lo de siempre, me pongo a probar las nuevas formas que he descubierto
esta semana, para mí llenas de sentido, pero que necesitan ser traducidas para
que el público pueda entender mi lenguaje.
Después de unos breves momentos muy inspiradores y poco convencionales, llega
el resto del grupo. Con unos saludos y una rápida preparación comienza
nuestra expresión común en un lenguaje universal, la música. Junto con las composiciones que habíamos ensayado,
se alternan algunas improvisaciones personales con las que cada uno se comunica
mediante su instrumento musical. Son momentos atemporales que se acabarán
con una indicación de Marc. Mientras tanto dejamos que cada espectador disfrute
escuchando e interpretando todo eso que materialmente es un mero conjunto de
sonidos.
Javier Ortín
Estudiante de Ingeniería Industrial
No hay comentarios:
Publicar un comentario