miércoles, 12 de abril de 2023

Autobiografía de un humanista frustrado

Este relato no trata sobre gansos ni leones, tampoco de enanos o elfos, sino que narra la historia de la introducción a la literatura de un “iletrado”.

A sus diecisiete años, Miguel era un chico sin interés alguno en el arte, la literatura y mucho menos en la poesía. Siempre se había alejado de esas cosas inútiles y banales para alguien que le gustaba autodenominarse como “una persona de ciencias”. A pesar de ser alguien que se relacionaba bastante con otros individuos, nunca salía de su zona de confort y se negaba a conocer a humanista alguno bajo el pretexto de que eran gente muy rara. Siempre tuvo la firme convicción de que ni saber latín ni filosofar ponían pan sobre la mesa y que había que pensar en el futuro.

Un verano, sin saber muy bien cómo sucedió, acabó en un campamento de humanidades. Fue allí donde descubriría que no eran tan distintos. Al fin y al cabo, también a él le gustaba reflexionar sobre el porqué de las cosas. Todo esto desembocó en que los ahí presentes engatusaron a Miguel con falsas promesas de té y comida gratis en un club de literatura sin compromiso alguno y él accedió.

El grupo al que le invitaron resultó no ser lo que le prometieron, porque le obligaron a llevar pasteles si no presentaba un escrito y lo leía frente a todos. Miguel no estaba por la labor de dar nada a nadie, así que se decidió a escribir. Como buen procrastinador que era lo dejó todo para el último día antes de la fecha acordada. Y ahí estaba él, con las manos entrelazadas sobre la cabeza y esta hundida en las piernas, desesperado y angustiado, pensando en cualquier manera de librarse de aquel aprieto. De pronto, entre todo el agobio que sentía, le vino una idea a la cabeza, se sentó en su escritorio, cogió el bolígrafo y comenzó a escribir: “Este relato no trata sobre gansos ni leones...”.

Miguel Puente Fernández

Estudiante de Bachillerato

 


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