miércoles, 10 de diciembre de 2014

Dejar huella

No tengo prisa en llegar a casa, no tengo a nadie que me espere allí; esta noche no. Elena dijo que se iba a visitar a sus padres, que hacía que no les veía desde la boda. Perfecto, así puedo dar un pequeño rodeo.

Me encanta el rostro de la ciudad a estas horas, con las farolas despidiendo al sol y dando la bienvenida a la luna.

Me encuentro con un edificio aparentemente normal: no tendrá más de cinco o seis plantas, pero con más de siete u ocho portales. No puedo evitar pararme frente a él y observarlo; ropa tendida, alguna que otra bicicleta colgada de forma estratégica, más de un chucho curioso que aún quiere vivir un poco más el día, fumadores que le buscan sentido a sus vidas...

A simple vista, no parece gran cosa, pero me entra una gran inquietud: ¿cuántas historias llenan esas casas? ¿Cuántas ilusiones se estarán produciendo entre esas paredes? Y lo más importante, ¿quién está narrando esas historias?, ¿quién está poniendo en verso las ilusiones de ese edificio?

Solo Dios sabe las múltiples historias y pensamientos que se habrán perdido en el olvido, únicamente porque las personas que los han experimentado no se lanzaron a escribirlas. En nuestra mano está el poder dejar una huella en este mundo, solamente necesitamos el valor de hacerlo.

Víctor Ortego
2º Bachillerato


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