miércoles, 14 de febrero de 2024

Huevos fritos con tomate


¡Oh qué placer más grato!
¡Ante mí un gran plato!

El aroma del alimento deleita mi pituitaria,
su vista activa mis glándulas salivales.
Aproximo mi tenedor de forma precaria.
¡Estos huevos con tomate son geniales!

De forma decidida tomo el pan,
entonces lo parto con gran afán.

Cuidadosamente lo hundo en la yema del huevo.
Mirad cómo fluye, mirad cómo rebosa.
La yema se rompe y con ímpetu lo pruebo.
Chicos, creedme, como esto no hay ninguna otra cosa.

El tomate se funde con el líquido dorado:
mi plato se convierte en un lienzo pintado.

La yema, del color del sol de la mañana,
se funde con un tomate como el rubí.
Los colores quedan como los de España,
aquella tierra donde yo un día nací.

La clara, en cambio, con su textura,
deleita mi paladar de la forma más pura.

Finalmente se detienen mis molares.
He terminado este plato de magnates.
Sin duda, uno de los mayores manjares,
huevos fritos con tomate.

Luis Guillermo Peinado Justiniano
Estudiante de Bachillerato



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